miércoles, 15 de junio de 2016

Uluru (Ayers Rock) - Australia

Es una montaña de arenisca rojiza de más de 348 metros de altura y 9 kilómetros de perímetro. Es un tamaño considerable, pero, bajo tierra, aún se esconden 2,5 kilómetros más de superficie de esta gigantesca roca. Se encuentra en una inmensa llanura al suroeste de Alice Springs, en el Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta.
Un dato curioso sobre este increíble monumento de roca es que varía sus tonalidades en función de la inclinación de los rayos solares, la estación o época del año en la que se encuentre. Por ejemplo, durante un atardecer Uluru se puede ver con un tono rojizo y brillante, mientras que en un día de lluvia la apariencia será más grisácea y plateada.
Su nombre ha cambiado tanto como sus colores. Las cercanías de este gran monumento han constituído siempre el hogar de los aborígenes anangu, que denominaban la gran roca como Uluru, pero en 1873, William Gosse, primer occidental conocido que coronó la cima, lo bautizó como Ayers Rock en honor al entonces primer ministro de Australia Meridional. Cuando se normalizó la relación con los aborígenes anangu (después de haber sido muy afectados por la colonización blanca y la toma de sus territorios) se reinstaló el nombre de Uluru como oficial y se les devolvió el territorio. Este es un lugar de culto para los aborígenes, que le atribuyen propiedades místicas y cuenta también con gran importancia dentro de sus ritos y leyendas ancestrales. Según la mitología de estos pueblos, hace tiempos inmemoriales los pueblos de la Tierra fueron invadidos por una raza de Hombres Serpiente. La gran batalla final se libró en Uluru, donde Bulari, la reina de los hombres, derrotó a los Hombres Serpiente con gases venenosos. La leyenda cuenta que los Hombres Serpiente fueron encerrados bajo la gran roca y que muchos de ellos permanecen allí prisioneros. Quizá sea esa una de las razones por la cual los aborígenes consideran un sacrilegio escalar la roca. Hace unos cinco años el gobierno australiano tuvo en cuenta estas tradiciones ancestrales para promover la prohibición, bajo multa, de escalar Ayers Rock. Aunque este lugar, sigue siendo un foco de atención turística y la prohibición de escalarlo no impide que sus alrededores sean visitados por miles de turistas al años.


















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